Tener una piel suave e hidratada conlleva una serie de cuidados a los que, en muchas ocasiones, no solemos prestar demasiada importancia. Seguramente que, si eres de esas personas a las que le gusta cuidarse y mimarse, estés al tanto de todos los productos de cuidado personal que podemos utilizar para ello.
Existen un sinfín de opciones naturales de cremas para la cara y de cuidado corporal con las que cuidar la piel sin dañarla. Entre ellas encontramos la manteca de karité, uno de los productos que más beneficios proporcionan a nuestra dermis.
A pesar de que llevamos toda la vida leyendo maravillas sobre este ingrediente cosmético, queremos recordar qué es y cuáles son las múltiples ventajas de utilizarlo.
Qué es la manteca de karité
La manteca de karité es una grasa de origen vegetal utilizada para cocinar pero, sobre todo, como emoliente en cosméticos.
Este ingrediente es originario del árbol de karité, también conocido como vitellaria paradoxa. Es de vital importancia en la sabana africana, específicamente en Burkina Faso, Mali o Sudán. Allí lo utilizan por sus grandes capacidades curativas excepcionales.
Su textura, parecida a la mantequilla, se convierte en aceite al estar en contacto con la piel.
Además de ser uno de los ingredientes estrella dentro de la fitocosmética o cosmética natural, se utiliza para elaborar cualquier tipo de producto cosmético.
Beneficios y propiedades de la manteca de karité
Gracias a la gran cantidad de nutrientes que este lípido vegetal aporta a nuestro organismo, ha logrado convertirse en una alternativa top para la cosmética bio. Entre las propiedades y beneficios de la manteca de karité destacamos las siguientes.
Hidratante y nutritiva
Es muy hidratante y tiene propiedades nutritivas altamente suavizantes y reestructurantes.
Regeneradora celular
Su composición es rica en vitaminas y minerales, por lo que actúa como regenerador celular tanto en piel como cabello. Es excelente para ayudar a prevenir el envejecimiento.
Actúa como protector solar
Es un protector solar natural que protege a la piel de radiaciones UVA y UVB. Ofrece protección tanto antes como después de cualquier exposición solar y ayuda a sanar las quemaduras solares.
Cicatrizante
Sus propiedades suavizantes y reestructurantes sirven, una vez más, para favorecer la cicatrización. Mejora las estrías, reduce las arrugas y favorece las piel secas y con tendencia a escamarse.
Antiinflamatoria
Además de ser cicatrizante actúa como antiinflamatorio. Por este motivo, la usamos para tratar pieles con eczemas, moretones, sabañones, roces o úlceras. Sirve, también, para aliviar picaduras de insectos.
Humectante
Una de las propiedades más sorprendentes es su capacidad de cuidar la piel de las agresiones ambientales. Se encarga de retener la humedad evitando la deshidratación y aportando una mayor elasticidad.
Relajante
Su suave textura ofrece en su aplicación un efecto de relajación y frescura a la piel. De ahí que sea un producto ideal para realizar masajes relajantes.
Despigmentante
Una buena manera de suavizar las manchas de la piel es utilizar manteca de karité sin refinar. Su acción despigmentante rebajará las partes más oscuras de tu rostro o cuerpo.
Estamos seguros de que ya no tendrás dudas de por qué incluir manteca de karité en tu rutina de cuidados diarios.